Por qué la risa, si después el llanto, por qué la primavera, luego invierno. Por qué la aurora, si después la noche, nos deja el corazón solo y enfermo. Por que me quieres y te quiero tanto, por qué te digo adiós si quiero verte, Por qué me gritas que ya no eres mía, que nunca me tendrás, ni he de tenerte, Vamos muchacha, apuremos el vino, al vino no lo vence ni la muerte. Por qué siempre que llueve estás conmigo, por qué si sale el sol, desapareces, por qué si tengo frío me cobijas y cuando cae la nieve me abandonas. Por qué me gritas que ya no eres mía, que nunca me tendrás y he de tenerte. Vamos muchacha, apuremos el vino, al vino no lo vence ni la muerte.