La mañana lanza llamas desde su herdia, debilmente caleidoscopio de ciudad y vos tan sólo, tu ropa está vacía tan lejos del hogar estás que todo sueño duele más y ya no hay forma de recomenzar. Los gorriones se suben a todo armiño luminoso tango de caras organillero distinto sentado en la avenida y ya nadie te escucha nunca. Desolado el hombre perdido entre camionetas quemadas en aserrín habrán marcado su mirada como a una huella y esta siempre se diluye como ojos, barro, cielos, todo... Bajo Belgrano, amor ascendente es ella quien te busca donde vos no estás y es que toda tu canción persistirá siempre, siempre, y hasta en el turbio río... Horizonte litera de casas perpetuo remolido y medida distante y vos estás tan sólo loco, iridicente tu ropa está vacia... y ya nadie te escucha nunca. Todos dicen que quizá el amor vuelva un día si es que este muro se logra derribar.