No se me ocurre otra manera de seguir en pie de guerra que cobijarme entre tus brazos practicando el "cuerpo a tierra". Y camuflarme con tu carne en su pasión más incivil para hacer frente a la jauría cuando escape del redil. No se me ocurre otra manera de seguir en la trinchera con un beso por fusil, con un beso por fusil. No se me ocurre otra manera de seguir no sé hacia donde, que ir tras el humo que señala el fuego que tu cuerpo esconde para encontrar la luz fugaz de algún relámpago de abril que me descubra un claroscuro, una silueta, algún perfil. No se me ocurre otra manera de seguir en la trinchera con un beso por fusil, con un beso por fusil. No se me ocurre otra manera de vencer la eterna duda que someterme a la verdad infinita de tu piel desnuda, más poderosa que la tiranía de cualquier reptil encaramado a las basuras de su torre de marfil. No se me ocurre otra manera de seguir en la trinchera con un beso por fusil, con un beso por fusil.