Hijo del cerro presagio de mala muerte, ni?o silvestre que acechando la acera viene y va. Ni?o de nadie que busc?ndose la vida, desluce la avenida y le da mala fama a la ciudad. Reci?n nacido con la inocencia amputada, que en la manada red?me su pecado de existir. Ni?o sin ni?o indefenso y asustado, que aprende a fuerza de palos como las bestias a sobrevivir. Ni?o silvestre lustrabotas y ratero se vende a piezas o entero, como onza de chocolate. Ronda la calle mientras el d?a la ronde, que por las noches se esconde para que no lo maten. Y si la suerte por llamarle de alg?n modo, ahuyenta al lobo, y le alarga la vida un poco m?s. Si el pegamento no le pudre los pulmones, si escapa de los matones, si sobrevive al l?tigo, quiz?s llegue hasta viejo entre c?rceles y fierros, sembrando el cerro de m?s ni?os silvestres, al azar. Y cualquier noche en un trabajo de limpieza le vuelen la cabeza a alguno de ellos sin pesta?ear.