En algo hay que creer. Por algo hay que vivir, pues sin razón de ser no hay caso. Cuando se tiene fe, desde su cúspide, se ve más allá del fracaso. Arena movediza, el sentimiento; un unicornio salpicado en sangre. Aprendo y desaprendo al sufrimiento, y caigo pero vuelvo a levantarme. Entre la realidad y la fantasía, construyo un sobrenatural reinado, y arguyo ahí mis errores cada día, y espero ser, por eso, perdonado. En cada población, en toda religión, el vicio y la virtud combaten. De tiempo inmemorial se enfrenta el Bien al Mal, sin que se resuelva el debate. El camino lo hace la fe. No se puede vivir sin fe. Alabao sea el amor, Hossana!