Entré en un billar, me puse al lado de un tipo para verle jugar a la máquina. La empujó, dijo: se acabó esa máquina. La empujó, dijo: se acabó esa máquina. Cuando él se marchó yo eché cinco pavos oí el disparo sin volverme a mirar a la máquina. La empujó, dijo: se acabó esa máquina. La empujó, dijo: se acabó esa máquina. Hizo falta más sangre para poder escaparse. de la máquina.