Volvió de nuevo con la misma amenaza: Voy a marcharme esta noche de tu vida Y en vez de hablarle y suplicarle como siempre. Mirándolo de frente le dije: Adiós, mi vida. Se quedó tan confundido que no supo qué hacer. Cuando vi que se callaba como nunca me agrandé. Y le dije en la cara tantas veces: Márchate. Que de los nervios al poco rato, me empezó a lavar los platos. Ya lo ven, ya lo ven, es como dice la gente. Ya lo ven, ya lo ven, perro que ladra no muerde. Con el orgullo destrozado en mil pedazos me fui mirando para atrás por si volvía. Cuando de pronto escuché aquel portazo, me dije no hagas caso, ya volverá algún día. La llamé un mes entero no me quiso responder. Me citó una mañana mientras iba yo pensé: Debe haberse arrepentido pero cuando al fin llegué, no había nadie, solo una nota: En la calle está tu ropa. Ya lo ven, ya lo ven, es como dice la gente. Ya lo ven, ya lo ven, perro que ladra no muerde. Ya lo ven, ya lo ven, es como dice la gente. Ya lo ven, ya lo ven, perro que ladra no muerde.