Se instaló en el ático hace un mes, creí que hablaba al revés, pero Marlene era de Ucrania. Pronto aporreaba en su portal, del todo preso de ansiedad, culpa de mis circunstancias. Acordé una cita con Marlene, creí que le iba a sentar bien ver mi transformación. Para conseguir un gran impacto, escondí con sumo tacto mi medicación. Tengo una crisis para ti, ya empieza el show de las sesenta voces. Y si te como en el parquet, fiesta con mis vocecillas, ¡qué ilusión! Hay un Phil Collins en mi cabezón. Llaman a la puerta, ¿serás tú? Pues sí, resulta que eras tú, cómo son las circunstancias. No vas a creerlo, había una vez, vivía un hombre que hablaba por diez, cambió por arte de magia. Llaman a la puerta, ¡oh por Dios, queréis callaros por favor! Creo que ya empieza el show. Llaman a la puerta, abre tú, tú la invitaste, fuiste tú, qué curiosa situación. Tengo una crisis para ti, ya empieza el show de las sesenta voces. Y si te como en el parquet, fiesta con tus huesecillos, ¡qué ilusión!, con tus huesecillos, ¡qué ilusión! Yo soy Phil Collins. Siguen en la puerta, ¿eres tú? Pues sí, resulta que eras tú, cómo son las circunstancias. Marlene se acuchilla en mi salón, creo que está peor que yo, deben ser las circunstancias. Marlene vienes por tu voluntad, qué mala que es la soledad, no hagas eso en mi sillón. Para conseguir un gran impacto, me enseñó a un pobre urbano en un bote de formol. Ella es Phil Collins. Escuchad amigos, no estamos solos, nos tenemos a nosotros mismos.