Aquellos ojos verdes de mirada serena dejaron en mi alma eterna sed de amar. Anhelos de caricias de besos y ternuras de todas las dulzuras que sabían brindar. Aquellos ojos verdes serenos como un lago en cuyas quietas aguas un día me miré. No saben las tristezas que en mi alma han dejado aquellos ojos verdes que ya nunca besaré.