Tienes el porte, de una princesa,
de esas que tienen algo Imperial.
Erguida, siempre, va tu cabeza,
como quien sabe, que va a triunfar.
Te había esperado, toda la vida,
sin conocerte, sin saber por qué.
Y ahora que te encuentro, tengo miedo
un miedo que es tan fácil comprender,
un miedo a que la vida me arrodille, ante tus pies,
mujer.