Otra triste historia como tantas que he escuchado, de un amor imposible de un romance mal logrado. Dicen que allá era otro día más en la playa de Ipanema, se encontraba un doctor de puesto superior con su hija Lorena. Sentada en un bar y esperando al papá, Lorena escuchaba un piano, el pianista sonrió y Lorena cayó por aquel trigueñísimo Bahiano. Poeta soñador, sin rumbo, sin cruzados, pero ella no se iría de su lado. Aquel Bahiano de tierra y sol, le enseño lo que es el amor. Aquel Bahiano fue más que el cielo, fue más que un Dios. La fuerza que los apoderó fue la que luego los traicionó...
ay! todavía se oye en el aire a la Lorena llorar de amor por aquel Bahiano. Por supuesto el padre puso el grito en el cielo: - ¿hija que dirán tu madre y los demás? - ese miserable, no es de tu categoría y no pega en nuestra rica sociedad. Olvídate del Bahiano que yo jamás lo permitiré y voy a llevarte lejos para que no lo vuelvas a ver. Con su alma en pena y sin consuelo estaba Lorena cuando a la cima del Corcovado fue que llegó, - no puedo vivir sin el amor de mi Bahiano... - y así mismo abrió sus alas y voló.