Entre le espanto y la ternura transcurre todo. Un hombre sabio con la moldura, la mano, el codo. Entre el espanto y la ternura crece la hiedra. En sano juicio con la locura, la flor, la piedra. Entre el espanto y la ternura la vida canta. Una tonada clara y oscura, profana y santa. Entre el espanto y la ternura
corre la suerte, con el abajo y con la altura, con vida y muerte, con vida y muerte. Entre el espanto y la ternura ayer y hoy día. Manzanas verdes y las maduras hay todavía, hay todavía, hay todavía. Entre el espanto y la ternura hora temprana, trabaja el hombre entre locura para mañana, para mañana.