En noches de soldaditos y de cartas,
de amigos, de secretos y de frío.
Con una madre atizando el fuego
y con un padre descansando soles.
Con un ángel de la guarda nuestro,
y un mundo de héroes y fantasmas.
Con sábados de fútbol en la esquina,
amando las cosas que nos dieron
fuimos tejiendo nuestra infancia, nuestra infancia
Y la vida está ahí y se nos viene,
y en el apuro erramos los caminos.
Se nos olvidan esas simples cosas
y nos cuesta volver y arrepentirnos.
Y decimos que los tiempos y el futuro,
y nuestra vida y nuestras ambiciones,
y nuestra libertad y los compromisos,
y a ellos se les va la vida.
Se les marca la tristeza en las arrugas,
y los ojos se les mueren día a día.
Y comprendemos recién cuando son viejos
y ya no tienen tiempo de esperarnos...
Y comprendemos recién cuando son viejos
nuestros padres.