En el negro hay un azul,
y en el azul un opaco,
Dentro él llora, como un niño
alejado de unos brazos,
su castigo.
Solo, mucho se le iba,
y en muy poco creía;
su silencio y soledad
por debajo sostenían
una nostalgia,
esperanzas sin chofer
saliéndose de su vía.
Cuando a veces, se pregunta,
"¿qué te pasa, tierra mía?",
el espejo de su cuarto le contesta;
"por si no te has dado cuenta,
si la vida te funciona mal,
sin tu ayuda no se arregla".
Llega una nueva luz,
la respuesta es caracol.
Y el espejo le aconseja
que debe tratar al tiempo
como al alma de una flor;
que debe abrazar al tiempo
como al alma de una flor.
Y la vida se le iba
sin respuestas, herida,
por la soledad de ayer
que debajo sostenía a una nostalgia,
y a un destino sin chofer
saliéndose de sus días.
Y se sigue preguntando.
"¿qué te pasa, tierra mía?"
y el espejo de su cuarto le contesta;
"por si no te has dado cuenta,
si las cosas no te marchan bien
sin tu ayuda no se arreglan".