El
El hombre tiene por dentro, durmiendo, a una mujer.
Cada vez que se emborracha, se despierta la muchacha que hay en él.
Lo conozco de hace tiempo y nos llevamos muy bien.
Me respeta y lo respeto; creo que sabe que yo sé
que él sabe que él vive detrás de una puerta que,
sobrio, no se atreve a abrir. Que yo sé que el vive
preso detrás de una mirada que sólo sabe sugerir.
Ocultando el por qué, su modo de sentir,
su conciencia de ser distinto a mí.
Cuando, borracha, se escapa su otra forma de ser,
silencioso la recibo, porque sé que ser testigo es mi papel.
Yo sé que él, al darme su confianza, también me entrega
la esperanza de encontrar en mí a un amigo fiel.
Alguien que entienda que los tragos le sacan la mujer,
debajo, a pedir que lo comprenda, a él.
Mi amigo tiene por dentro, durmiendo a una mujer.