A veces, cuando en sueños tu imagen aparece,
radiante y fugaz como un rayo de sol,
siento que tus manos entibian las mías
trémulas y frías... y hablas de tu amor!
Entonces lentamente mi espíritu adormeces,
arrullo sutil de una vieja canción,
aquélla que cantabas cuando tú eras mía,
fantasma febril que se aleja burlón.
La noche que te fuiste
(mas triste que ninguna)
palideció la luna
y se tornó más gris la soledad...
La lluvia castigando mi angustia en el cristal
y el viento murmurando: Ya no vendrá más.
La noche que te fuiste
nevó sobre mi hastío
y un hálito de frío
las cosas envolvió...
Mis sueños y mi juventud
cayeron muertos con tu adiós...
La noche que te fuiste
se fue mi corazón...
Más fuerte que tu olvido, el tiempo y la distancia,
se ensaña, tenaz con mi desolación,
el remordimiento de todo el pasado
todo mi pasado trágico y burlón!
Por eso cuando en sueños tu imagen se agiganta
y entonas sutil esa vieja canción,
yo vuelvo a ser entonces el de aquellos días,
radiante y feliz como un rayo de sol.