Andando por la ruta,
detrás del blindado me aparezco.
Con gesto de John Wayne
voy remontando la brownig 50.
No hay mucho más que hacer,
suelto la ráf*ga y nada queda,
hay tantas bolsas llenas
y mil billetes que se me vuelan.
Bower, Bower el fin empieza aquí.
Bower, Bower, nunca tuve miedo, ahora tal vez si.
Yo no fuí de abajo,
más los sueños de bolsillo son muy grandes.
No importaban las balas,
no importaban las ganas, solo el sucio botín.
Hoy ni balas, ni ganas quedan,
un ciego nudo en la tela blanca,
blanco afuera y blanco adentro,
un llanto tibio se atraganta.
Bower, bower, el fin empieza aquí.
Bower, bower, rejas yanquis de un negociado gris.
Es que yo no quise hacerlo,
al guardia su familia lo esperaba
pero yo estaba tan loco,
del brazo de la muerte caminaba
y hoy me encuentro junto a ese viejo,
el genocida que hoy es tumbero,
y a otro choro de bicicletas
cumpliendo las tareas del aseo.
Bower, bower, el fin empieza aquí.
Bower, bower, entre tu basura una más yo fui...