Al costado del camino
viaja la huella límpida que te hará volver
al amor perdido, al inicio de la piel,
un espejo roto reflejando tu niñez.
Donde el grito se hace largo
y adonde el fuego espera recibir su calor
habrá un ángel ciego vigilando tu dolor,
cada espina rota, cada luna y cada sol.
Y así vuelves a amar de pié
a pesar del hambre y la distancia
y en viaje hacia el centro vas
de tu tierra espesa y mineral
Tanta lluvia dibujada
y tantos pueblos sordos donde el viento me habló.
No hay un árbol quieto, todo corre hacia la flor
resguardando el aire, la memoria y la canción.
Al costado del camino
viaja la estrella hermana de los hijos de un dios
desahuciado y loco, vulnerable pecador,
milagroso y torpe, militante desertor.