Tú me quieres hacer que yo lave los platos tú me quieres hacer que prepare el café. No me hables más no escucho tu voz yo ya estoy en camino a las minas del rey Salomón. Por querer controlar
lo que ocurre en el mundo confundiste al echar el azúcar por sal. ¡Qué malo que está! ¡Qué café, qué horror! Yo me voy de regreso a las minas del rey Salomón.