Han caído los dos cual soldados fulminados al suelo
y ahora están atrapados los dos en la misma prisión
vigilados por el ojo incansable del deseo voraz
sometidos a una insoportable tensión de silencio.
Han caído los dos bajo el punto de vista exclusivo
iniciando una guerra en que nadie pudo vencer jamás
ella sabe lo que el hombre espera sin haberlo aprendido
y él encuentra un sentido al enigma que no le dejaba existir.
Antes eran dos barcos sin rumbo, hoy son dos marionetas que van
persiguiendo una luz cegadora por la línea del tiempo.
Han caído los dos en la boca de un dios tenebroso
que sonríe mostrando sus dientes de acero.
Han caído los dos cual soldados fulminados al suelo
y ahora están atrapados los dos en la misma prisión
vigilados por el ojo incansable del deseo voraz
sometidos a una insoportable tensión de silencio.