Bienvenido fantasma,
Encantado de que entres a mi vida.
Tantos años vagando flotando siempre a la deriva.
Pena antigua, pena eterna te condena.
Ni me inquieta explicarme las cosas que están sucediendo,
Sólo quiero que sepas que yo no pido tu tormento.
Dejame en paz y alcanzá el cielo, ya está de infierno.
Y entonces sacudirás las tristes telarañas
Que fueron atándote al piano de la sala.
Y podrás disfrutar de tu muerte, al fin.
Ya nada impedirá que vuele tu alma
Y vuelvas a nacer.