Tu que estás seguro de lo cierto
inmerso en la realidad,
que sin tener brazos abrazas,
que sin tener ojos regalas
lágrimas de cielo y lluvia
con un gesto inmenso de piedad
por la humanidad.
Tu que estás guiando al rayo, al trueno,
a un niño cuando va a nacer;
que sin tener brazos abrazas,
que detienes viento y tiempo.
Tú que puedes decidir por mí qué es lo que seré,
qué es lo que será.
Los marineros van,
la luna sale a vernos con un tímido "te quiero tanto".
No sé lo que será de mí,
qué es lo que será, quizás
cuando el negro manto de la noche
quiera ser nuestra eternidad,
sabrás, sabrás
guiarme entre las sombras de mi ayer.
Sabrás, Sabrás
llevarme donde viejo no seré
entre cosas mágicas, entre noche cálidas
donde yo me dormiré.
Yo sé bien que en esta vida
las promesas uno olvida,
que juzgamos duramente
al que sufre, al ausente.
Te pido que me des la paz con tu voluntad.
Tú que estas en sobre el bien, sobre el mal,
que sabes dar calor, al sol,
que cubres de grandeza al hombre
usando el cielo y las estrellas.
Tú que puedes decidir por mí
qué es lo que seré.