Las rúas de Lisboa
Del barrio de la Alfama,
Contemplan la sinrazón
De una mujer endemoniada.
Amor de doble filo,
De dicha y agonía,
Mutiló su corazón
Y la dejó vacía.
Y el fado llenó sus noches,
Mató su pena,
Como un mal vino.
Después se cobró su alma,
Como un fantasma
Perverso y lascivo.
Fado, sal de mí,
Que me cuesta respirar,
No puedo vivir contigo.
Fado, sal de mí,
No me des este castigo.
Como alma del diablo
Le grita a los tranvías
Y le cuenta su dolor
Al vaivén de la ropa tendida.
Y canta desgarrada
Llorando como un niño:
¿Onde estas o meu amor?
Ay, coraçao sozinho.
Y el fado habla por sus labios,
Mueve su cuerpo
Y la provoca.
Y suena en sus adentros
Aunque ella muerda
Su lengua y su boca.