Al entregarte mi vida quedé sin pies por el mundo, de mis cabellos tiraba una soga cruel, que arrastraba mis pasos y nombraba tu nombre, y hacía andar. Quise quitarte la tuya y tú por fuerza esquivaste uno y más de mil golpes que quise dar... que quise dar... Por recuperar mi vieja alma eché a correr, entre escenarios y recuerdos yo fui a dar,
entre días y noches de sopor yo la busqué, y entre la basura más inmunda me encontré, y ahí la hallé... y la hallé... y la hallé... y la hallé... y la hallé... Son viejos regalos echados a perder, son historias de amor, son cuentos viejos, son historias de honor de poco precio, son regalos viejos echados a perder.