Vivo en la reserva
y el tren pasa de largo aquí:
donde el río hierve.
No me da vergüenza, no, no,
porque yo jamás la conocí,
ni quiero hacerlo.
Y ahora puedo
ver más allá,
los espíritus
me van a ayudar
porque sé que me voy a quedar aquí.
Oh yeah, ya estás
donde el río hierve...
Unas botas negras
y una chaqueta azul,
el gordo camarero,
el conductor del autobús
y aquí estoy,
de nuevo en la ciudad.
En aquel viejo cacharro
está sonando una canción,
y ya no tengo ni un cigarro,
que terrible decepción.
Te esperaré, te esperaré
sentado en la estación.
Cae la lluvia
al anochecer,
las sombras me acompañan
y me gustaría saber:
Si después de la tormenta,
cuando pase el huracán,
voy a poder encontrarte, nena.