Aún vuela en pedazos el papel de la carta que no te envié palabras guardadas en la voz que yo misma quise siempre enmudecer. Eran las más bellas que dije jamás lo sé porque en ellas llegué a desnudar una hermosa verdad, una hermosa verdad. No fue tan difícil nada más, vencí aquel miedo a decir un simple te quiero que sin ti no hubiera llegado siquiera a sentir.
Pero sin embargo fui incapaz de ser tan valiente hasta el final hubiera tenido que escribir el triste y temido nombre del adiós. Eran las más bellas que dije jamás... Cómo no iba a serlo si al final, de aquel frío invierno, nada más, yo solo recuerdo el calor de estar abrazada a tu cuerpo