Me voy a recorrer tu espalda como si fuera paseando. Es la única calle que no sé, a pesar de haberla caminado. Pero me asegura la alegría de saber que, por lo menos, estoy vivo. Y si al volver me queda algún rincón sin conocer, tendrán razón mis manos
de tocar y acariciar todas las luces y las sombras que la ocupan. Será que mi paseo por tu espalda es obligado, como por esa calle de mi barrio que no se olvida nunca. Y si al volver me queda algún rincón... Será que mi paseo por tu espalda