El cuello de un cantaor
Es menos duro que yo
Cuando no hago nada.
De esta fuente sale ron,
Pon debajo el corazón:
Se pudrirá la manzana.
El cuerno de mi unicornio
Asoma por la ventana;
Llámame loco,
Pero esta culebra me habla.
Si follé con el demonio
Es que se secó la vaca;
Deja que sangre,
Que me vuelva calabaza.
Navaja de palo en casa del vago,
No mata, pero mella.
Antonio, compadre, tenías razón,
¡cómo pesan las estrellas!
Las ruedas de mi carreta
Sacan humo de las alas,
¡deja que ardan,
Que se acabe la tontada!
Llegará otro rey desnudo
A posarse en nuestra rama,
¡deja que trague
Lo que queda de la almohada!
Si vuelvo de entre los vivos
Es porque ya no te quiero.
Llora que llora, que no llenarás
De ceniza el agujero.
Seremos como fragua:
Del martillo al agua y poca sal.