Cuando el tren llegó a la estación
y la máquina no se detenía,
yo traté de engancharme a un vagón,
resbalé y fui a caerme a la vía.
Con el traje hecho cisco
y el sombrero jodido,
tos los huesos del cuerpo molidos,
yo era el único que no se reía.
¡Ay, qué mala es la suerte cuando no se tiene!
¡Qué difícil es vivir, poder aguantar
a esta panda de cabrones con cara de liebre,
por no andar fino y al loro pa no resbalar!
Mirándose entre ellos la gente calló,
veía sus caras flipar mogollón,
me fui levantando poliki-poliki
haciendo inventario de mi situación.
¡Ay! No es santo el que no cae, sino el que se levanta. Sí, señoras y señores. ¡Pero qué tropezones tiene a veces uno en la vida pues!
Al caminar se me retuercen las tripas y me están matando,
ya sólo puedo "errepretar el bufete" y salir zingando,
si se escapa el tren,
yo me voy andando.
si se escapa el tren,
yo me voy andando.
si se escapa el tren,
yo me voy andando.
Si se escapa el tren,
me voy paseando.