Aprendí a jugar
con una piedra y una tiza de sal.
Estoy a un paso de llegar al cielo,
sólo es preciso saltar. Me pongo a pensar
qué consecuencias este paso traerá:
¿Será la gloria? ¿Será un desastre?
Y ahora comienzo a dudar. Ay motor-psico,
toda tu vida peleaste por el sol.
No me abandones, no pienses tanto...
¡Dueño del cielo o esclavo del temor! ¡Y a saltar!
(Toda luz da sombra)