Y empieza el mitote y observa lo que hago,
Temos la Sangre de Villa de Santiago,
Ahí donde nace la Cola de Caballo,
La Presa de La Boca y el elote tatemado.
Siente en el alma el corrido norteño,
Los rucos fara-fara que tocan con empeño
"fara, fara, fara, fara, suena el acordeón".
Es el Gran Silencio que nació de Nuevo León.
Crecimos jugando con el tirafichas,
El trompo a la mano, aplastando fichas;
Al burro bala, ¡ahí va la bala!,
Y a la una la tuna jugando con ganas:
"Una la tuna; dos patadita y cos;
Tres María Cantrés, cuatro jamón te saco;
Cinco de aquí te brinco;
Seis otra vez; siete machete;
Ocho pinocho; nueva copita de nieve
(sabor de vainilla);
Diez: ¡el águila junto a tus pies!;
Once caballito de bronce;
Doce el culo se te descose;
Trece el diablito se te aparece;
Catorce tu abuelita tose,
Y quince con su respectivo trinche
Y con el cucharón de frijoles: ¡pasa taco!.
Y saca la bola p'a jugar al quemado,
Al role que role o al bote volado,
Al diablito o al encantado,
Corre que corre quedas:
¡congelado!...¡cerrillo!
Y a la nochecita jugamos cebollitas,
Estira y estira, a ver si me quitas,
Sáca la rila y el carrito de roles,
Sáca la bola para hechar muchos goles,
Falta el Moco, es el que queda,
Hay que rifarlo al papel o tijera:
¡piedra, papel o tijera! (bis).
Y así jugando seguimos creciendo,
Y nunca ocupamos pa' nada el nintendo;
Vámos al rancho a bañarnos al río,
A comer machaca a casa de mi tío;
Sáca la hulera y mata a la urraca,
Nunca le tires a la más flaca
Matando tlacuaches, buscando chicharras,
Con botes y anzuelos pescando mojarras.