En el Bosque de los Numeros el pequeño y pudiente sacristan rueda por el desquicie acelerado de algo distante a la verdad. Avisa a su piano piano del discrimen, y rota como la misericordia, purifica la muerte.
Es insistente, el, y abandonado; de eso se trata su distraccion norteña. Son las distracciones del sarcasmo, distraccion que le desprecia su asqueroso corazon de hierro