Doscientas liras de castañas Junto a la galería. Flecos cenizas en el cielo, El frío aprieta ya. Y va contando cuántas veces Se cruzan los tranvías. Su descanso ella lo pasa aquí Sola y sin compañía. Ya su colina está lejana Y no la puede ver Entre los nidos de cemento Que crecen cada día. Quitarse al fin el uniforme Y revolcarse aquí Y mancharse el rostro de alegría Por no suspirar jamás Y esconderse en el viento y no tornar ya más, más...
Y jamás las chimeneas, Las sirenas, la ciudad, La cancela y el cobertizo bañado De tristeza y de humedad. Y jamás sentir de nuevo El rumor de los demás Y la cadena y la rutina de cada día Con un mísero jornal. Un sol escuálido y enfermo Es su realidad. Mañana es fiesta y finalmente Se desahogará. Sonríe casi cuando piensa Aquello que hará. Y se van cruzando los tranvías Que el invierno aprieta ya. Un pedazo de castaña en la galería.