De recién nacida era una bolita de algodón Blanca como la nieve y el hocico de carbón Fue la reina y la alegría desde el día en que llegó Los niños la querían, de corazón Al crecer y con el tiempo en la casa fue uno más Viendo el telediario se dormía en el sofá Les pedía ir de paseo, era toda un huracán Lloraba de contenta, de felicidad En su mirada de miel se podía leer la ternura, el encanto Tan agradecida y leal, tan sólo le faltaba hablar Se dejaría la vida por aquella familia sin pedir nada a cambio
Nada sin ella sería ya igual, se llamaba Linda Con los años fue perdiéndose la magia, la ilusión Solo fue cuestión de tiempo decidir la solución Al llegar las vacaciones no tuvieron compasión Y en plena carretera del coche voló Magullada y aturdida por un tiempo les siguió Hasta que en un despiste la muerte le golpeó Una lágrima corría por su rostro de incredulidad Y así acabó sus días el pobre animal.