Clavó el puñal
justo donde corresponde.
Pisó el pan*l
con avispas y aguijones.
Quiere saber
si el dolor lava el engaño
y si hay un disfraz
que amortigüe ese daño.
Quemó el lugar
con recuerdos de barrotes,
al reventar
todo el odio que se esconde en él.
Y está solo otra vez
en la concha color de volcán,
vió al búho amanecer.
La canción que escuchó
no dice en dónde parar,
no habla nunca a él.
Clavó el puñal
justo donde corresponde, ahí,
para acabar
los malditos aguijones.
Está solo otra vez
la lava derrite el disfraz,
y la concha es su piel.
La canción que escuchó
no dice en dónde parar,
no habla nunca a él.