Clavó el puñal justo donde corresponde. Pisó el pan*l con avispas y aguijones. Quiere saber si el dolor lava el engaño y si hay un disfraz que amortigüe ese daño. Quemó el lugar con recuerdos de barrotes, al reventar todo el odio que se esconde en él. Y está solo otra vez en la concha color de volcán,
vió al búho amanecer. La canción que escuchó no dice en dónde parar, no habla nunca a él. Clavó el puñal justo donde corresponde, ahí, para acabar los malditos aguijones. Está solo otra vez la lava derrite el disfraz, y la concha es su piel. La canción que escuchó no dice en dónde parar, no habla nunca a él.