El miedo que tengo no lo quieras saber.
Es peor si pienso, no me hagas pensar otra vez.
Siempre digo que me he acostumbrado,
pero no me acostumbro ni en broma,
me desacostumbra de golpe
el miedo que tengo, el miedo que tengo,
el miedo que tengo, el miedo que tengo,
el miedo que tengo, el miedo que tengo,
el miedo que tengo, el miedo que tengo,
el miedo que tengo, el miedo que tengo.
Muchas veces mucho antes ya sé que va a pasar
y me agarro de la sábana listo para hiperventilar.
Pero el miedo sólo asoma un poco y se va.
Va a ser interesante cuando se decida de veras
el miedo que tengo, el miedo que tengo,
el miedo que tengo, el miedo que tengo,
el miedo que tengo, el miedo que tengo,
el miedo que tengo, el miedo que tengo,
el miedo que tengo, el miedo que tengo ...
En el supermercado de pronto hay que salir corriendo.
Salta un skater a mi lado y, ¡chack!,
sé que tendré que estar muerto, muerto.
¿Cómo no tenerlo? ¿Cómo no tenerlo? ¿Cómo no tenerlo?
El miedo que tengo, el miedo que tengo,
el miedo que tengo, el miedo que tengo,
el miedo que tengo, el miedo que tengo,
el miedo que tengo, el miedo que tengo.
¿Cómo no tenerlo? ¿Cómo no tenerlo? ¿Cómo no tenerlo?
El miedo que tengo, el miedo que tengo,
el miedo que tengo, el miedo que tengo,
el miedo que tengo, el miedo que tengo,
el miedo que tengo, el miedo que tengo.