Deshojando margaritas
por el patrio de la vida,
con olor a madrugada
viene alzando la mirada.
Pinta huellas en la arena
con el fuego entre las venas,
alma blanca, piel morena,
va llorando su condena.
Agua bendita
de sus lágrimas de sal,
agua bendita
que se lleve el dolor hacia el mar.
Puede gozar de reír o llorar,
puede encontrar todo el bien en el mal,
puede saber y decir la verdad,
y ni el dinero la puede comprar.
Poco a poco, paso a paso,
va juntando los pedazos
de su gran rompecabezas,
ya no encajan las tristezas.
Agua bendita
de sus lágrimas de sal,
agua bendita
que se lleve el dolor hacia el mar.
Puede gozar de reír o llorar,
puede encontrar todo el bien en el mal,
puede saber y decir la verdad,
y ni el dinero la puede comprar.
Agua bendita
de sus lágrimas de sal,
agua bendita
que se lleve el dolor hacia el mar.
Puede gozar de reír o llorar,
puede encontrar todo el bien en el mal,
puede saber y decir la verdad,
y ni el dinero la puede comprar.
Puede gozar de reír o llorar,
puede encontrar todo el bien en el mal,
puede saber y decir la verdad,
y ni el dinero la puede comprar.