Ayer me diste una flor,
Una flor a mí, señora,
Que no consagré una hora
Ni al más poderoso amor.
¿Flores a mí?... ¡Si es mejor
En un páramo arrojarlas!
O tú no sabes amarlas,
O al sentir mi pecho yerto
Sobre la tumba de un muerto
Has querido abandonarlas.
¿Flores a mí?... Puede ser
Que desalmada y celosa,
Buscaras la mas hermosa
Con tu instinto de mujer;
Y haciéndole comprender
Yo no sé qué gentileza,
Con refinada fiereza,
Con el más profundo encono,
La bajaste de su trono
Por castigar su belleza.
No lo sé, linda mujer,
Ni quiero saberlo todo;
Me contento con mi modo
De saber y no saber.
Pero si quieres tener
La realidad en tu mano,
Te diré, sin ser un vano,
Que si te movió el amor...
¡La flor ha sido una flor
Que fue destronada un vano!.