Milonguera bullanguera, que la vas de alma de loca,
la que con tu risa alegre vibrar hace el cabaret.
La que lleva la alegria en los ojos y en la boca,
la que siempre fue la reina de la farra y del placer.
Todo el mundo te conoce de alocada y jaranera.
Todo el mundo dudaria lo que yo puedo jurar,
que te he visto la otra noche, parada en una vidriera,
contemplando una muñeca con deseos de llorar.
Te pregunté que tenias y me respondiste: nada.
Adivinando al verte, tan turbada,
que era tu intento ocultarme la verdad.
La sonrisa que tus labios dibujaban quedó helada
y una imprevista lágrima traidora
como una perla de tus ojos fue a rodar.
Quién diria, milonguera, vos que siempre te reíste,
vos que siempre te burlaste de las penas y del amor,
ibas a mostrar la hilacha, poniendote seria y triste
ante una humilde muñeca, modestita y sin valor.
No te aflijas, milonguita, yo te guardaré el secreto.
Por mi nunca sabrá nadie que has dejado de reir,
mas no vuelvas a mirar a la pobre muñequita
que te recuerde los dias que ya no podrás vivir.
Rie siempre milonguera bullanguera casquivana,
para que quieres amargar tu vida
pensando en cosas que no pueden ser.
Corre un velo a tu pasado, sé milonga, sé mundana,
Para que así así los hombres no descubran tus amarguras,
tus ternuras de mujer.