Una calle en Barracas al Sud, una noche de verano, cuando el cielo es más azul y más dulzon el canto del barco italiano... Con su luz mortecina, un farol en la sombra parpadea y en un zaguan esta un galan hablando con su amor... Y, desde el fondo del Dock, gimiendo en languido lamento, el eco trae el acento de un monotono acordeon, y cruza el cielo el aullido de algun perro vagabundo y un reo meditabundo va silbando una canción... Una calle... Un farol... Ella y el... y, llegando sigilosa,
la sombra del hombre aquel a quien lo traiciono una vez la ingrata moza... (1) Un quejido y un grito mortal y, brillando entre la sombra, el relumbron con que un facon da su tajo fatal... Y desde el fondo del Dock, gimiendo en languido lamento, el eco trae el acento de un monotono acordeon... Y, al son que el fuelle rezonga y en el eco se prolonga el alma de la milonga va cantando su emoción. (1) Gardel, en la versión de 1925, canta: "a quien infiel le fue una vez la ingrata moza".