Estoy bebiendo de la copa,
de la copa más fina y frágil de la inspiración.
Afuera llueve,
llueven palabras,
mojando la vereda la poesía final.
Mi cabeza cae sobre la mesa,
despegada por una mujer;
el alcohol del amor es tan fuerte
que no hay alma que no arda en dolor.
Estoy probando este cáliz,
el cáliz más fino y puro de la seducción.
Afuera crujen,
crujen las puertas.
salidas de amores viejos que no quiero ver.
La tristeza parte toda la pieza
y estrangula a mi corazón,
el temor a que vuelva es tan fuerte,
que no hay vida que me esconda de vos.
Déjame solo toda la noche.
La tristeza llueve sobre la pieza
en cascadas por una mujer;
el alcohol del temor es tan fuerte
que no hay vida que no arda en dolor.