Vieja viola garufera y vibradora de las horas de parranda y copetín, de las tantas serenatas a la lora que hoy es dueña de mi cuore y la trompa del bulín. Cómo estás de abandonada y silenciosa después que fuiste mi sueño de cantor; quien te ha oído sonar papa y melodiosa nos dice que sos la diosa de mi pobre corazón. Es que la gola se va y la fama es puro cuento, andando mal y sin vento todo, todo se acabó. Hoy sólo queda el recuerdo de pasadas alegrías; pero estás vos, viola mía, hasta que me vaya yo. Cuántas noches bajo el brazo de la zurda por cubrirte del sereno te cuidé, y por más que me encontraste bien en curda conservándome en la linea de otros curdas te cuidé. Si los años de la vida me componen y la suerte me rempuja a encarrilar, yo te juro que te cambio los bordones, me rechillo del escabio y te vuelvo a hacer sonar.